martes, 3 de abril de 2007

25 años y sigue teniendo la misma fuerza

No, no es que Alberto cumplió los años el otro día (el 1 de Abril), no, porque no cumplía 25, es un poco más viejo. Nos referimos a una de las pelis más buenas de todos los tiempos, un clásico, que ayer nos vino a la memoria y estuvimos hablando de ella.

Si oyes está frase "He visto cosas que la gente no creería. Naves de ataque en llamas más allá del hombre de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tanhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es tiempo de morir" y te suena, seguro que sabes a qué peli nos estamos refiriendo, entonces sabras que cumple 25 años y que por ella no pasan los años.

Filme basado en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, su estreno fue eclipsado por E.T. y duramente criticado. Hoy es película de culto. Precursora del género ciberpunk, casó el cine negro con los dibujos de Heavy Metal y la poesía de William Blake, revolucionó la ciencia ficción y se adelantó al siglo XXI. Manipulación genética, avance tecnológico versus decadencia social, declive del medio ambiente y la corporación como entidad todopoderosa. ¿Le suena a algo?

En 2004, una encuesta de The Guardian entre 60 científicos la situó como la mejor película de género hasta la fecha. Y eso que Deckard `podría ser´ un replicante.

Película de acción, filosofica, que plantea muchas preguntas, con una música soberbia de Vangelis. Unos actores consagrados y buenisimos que hacen que esta frase que fue improvisación de Rutger Hauer se te quede siempre en la memoria. "He visto cosas que la gente no creería. Naves de ataque en llamas más allá del hombre de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tanhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es tiempo de morir"

Si no la has visto esta es tu oportunidad ya que es su aniversario. Alquilala, bajatela de Internet, pidesela a alguien y disfruta de esa visión del mundo en la que los robots tienen sentimientos.

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